Químicos: daños a la salud
La piel es nuestra primera línea de defensa del organismo contra los elementos
del mundo externo. Ayuda a regular la temperatura corporal y por medio de la
sudoración, excreta agua y diversos productos de desecho del metabolismo. Es el
órgano más grande y sensitivo de nuestro organismo y el más expuesto al mundo
exterior. Necesitamos cuidarla por éstas y muchas razones más.
El sol, los
químicos sintéticos, las fragancias artificiales, perfumes, colonias, jabones,
colorantes artificiales, derivados del petróleo, detergentes abrasivos y
solventes son agentes que la afectan tarde o temprano. Además no debe
faltar una buena nutrición en nuestra piel para mantenerla joven y saludable,
sin manchas, decoloración de su pigmento natural, arrugas y envejecimiento
prematuro.Desde mediados de la década del 50 se han formulado más de 5 millones de fórmulas y compuestos químicos. Telas, cepillos de dientes, neumáticos, detergentes, insecticidas, pesticidas, productos cosméticos y de higiene, todo pasó a ser sintético o a tener un gran porcentaje del mismo. Comenzó la era del envenenamiento paulatino. Cuando un laboratorio desarrolla un pesticida que perdura a través de la cadena alimentaria, es muy probable que se deposite finalmente en nuestro organismo con las consecuencias que ello trae.
Se crean más de 100.000 nuevas fórmulas cada año en el mundo y la mayoría no ha sido probada para determinar sus efectos tóxicos a mediano y largo plazo.
Las fragancias artificiales, perfumes y colonias nos pueden producir: alergias, pereza, depresión, cambios de humor, pérdida de memoria y concentración, dolores de cabeza, mareos, vómitos, manchas en la piel, etc. Los colores artificiales y sintéticos pueden alterar las moléculas de ADN y aumentar el riesgo de cáncer. Los plásticos derivados del petróleo pueden producir telarquía (desarrollo sexual precoz tanto en niños como en niñas), obstrucción de poros, intoxicación y sofocación de la piel, rompen la epidermis disminuyendo así la capacidad inmunológica de la piel.
La prudencia no basta cuando se trata de proteger la salud de las personas y el medioambiente ante una exposición a los productos tóxicos. Los gobiernos deben intervenir exigiendo que se indiquen los ingredientes en unas listas fáciles de consultar y, antes que nada, prohibiendo las sustancias químicas nocivas en los productos comercializados.
Tomar conciencia de que estamos ingiriendo o usando para nuestra piel, es sumamente importante a la hora de preservar nuestra salud y la de nuestros seres queridos. Orientarse hacia un consumo consciente de productos libres de químicos sintéticos parece ser nuestra única defensa a lo que parecería una guerra química de la industria contra el ser humano. Gracias Ignacio.
Ignacio Conde
Mucha Luz
(iconde@boti-k.com).
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